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Instituto Cajal

Se trata del centro de investigación neurobiológica más antiguo de España. Tiene su origen en el Laboratorio de Investigaciones Biológicas, fundado en 1900 por orden del Rey Alfonso XIII con motivo de la concesión del Premio Moscú a Santiago Ramón y Cajal (1852-1934).

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AS DE ESPADAS: MICROGLÍA, LAS DEFENSORAS DEL TEJIDO NERVIOSO


Presentamos a nuestro As de Espadas: la microglía. Una célula «micro» por su tamaño, pero «macro» por sus poderes de defensa del sistema nervioso central. 

El cerebro cuenta con su propio sistema inmunitario, porque los linfocitos presentes en el torrente sanguíneo que alcanzan cualquier tejido corporal amenazado no pueden traspasar la barrera hematoencefálica para llegar al sistema nervioso central. Aquí es donde entra en juego la microglía, unas células que resultan de un préstamo del sistema inmunitario al sistema nervioso central, en el que se infiltran durante la gestación. Su función principal consiste en reconocer las infecciones y tomar las primeras medidas necesarias con el fin de combatirlas. Unas células muy especiales que descubrimos de la mano de Natalia Yanguas Casás, del Instituto de Investigación Puerta de Hierro-Segovia de Arana.

Como su nombre indica, la microglía es la célula glial más pequeña de nuestro sistema nervioso central. De hecho, es la menor de las células que podemos encontrar en el encéfalo (cerebro, cerebelo y bulbo raquídeo) y la médula espinal. 

Hasta 1920, las células de la microglía se habían descrito como parte del «tercer elemento» del tejido nervioso, pero a partir de aquel año, el discípulo de Santiago Ramón y Cajal y de Nicolás Achúcarro, Pío del Río-Hortega, decidió que eran células independientes y les puso el nombre con el que las conocemos hoy [1]. En 1925, Ramón y Cajal escribía:
«Se debe a Pío del Río-Hortega el mérito de haber encontrado un método especial capaz de mostrar completamente, hasta sus más finas ramificaciones, la microglia cerebral normal y patológica. Gracias a esta preciosa contribución técnica, aplicable al hombre y a los mamíferos, se ha demostrado que las Stäbchenzellen, las células «intersticiales» de Achúcarro y todos los corpúsculos repletos de granulaciones, conocidos con los nombres de Gitterzellen, Füllzellen y Abräumzellen, no son más que simples variedades de la microglia normal que estaría dotada de una facultad de emigración y un poder fagocitario sorprendente.» [2]

Los seres humanos tenemos casi tantas células de microglía como neuronas en el encéfalo, aunque su número varía según si hablamos de unas condiciones fisiológicas, de inflamación, o patológicas. No se distribuyen de manera uniforme, sino que la proporción de microglía en las diferentes regiones cerebrales oscila entre el 0,5 % y el 16,6 % del total de células [3].

Se trata de unas células gliales muy versátiles, ya que tanto su forma como su estructura y distribución en el sistema nervioso varían según las funciones que estén desarrollando en cada momento, el lugar en el que se encuentren y las señales químicas que reciban de las células que las rodeen (ya sean estas otras células gliales, neuronas o infiltrados de células ajenas al sistema nervioso en situaciones patológicas). Se trata por lo tanto de unas células muy dinámicas. 

Cada uno de los estados diferentes de la microglía se conoce en nuestro campo de la neurociencia como «fenotipo». Aunque hay muchos fenotipos diferentes, al microscopio se pueden diferenciar dos tipos de células simplemente por la forma que tienen: células activadas (microglía reactiva) y células en reposo (microglía no reactiva).

Imágenes de microscopía confocal de células de microglía (color verde) con sus fenotipos no reactivo (a la izquierda) y reactivo (a la derecha)
(fuente: https://youtu.be/1SZ2HVnGwIk?list=PLEU_4DYTRsCHPRnT2mlufUmpb_J0KlwmY&t=1623)


Perfiles de activación de la microglía. Dependiendo del estímulo, la microglía puede adquirir diferentes tipos de activación y, por lo tanto, tendrá diversas funciones.

En reposo, las células de la microglía tienen una zona central redondeada, de la que salen múltiples proyecciones, que parecen las patitas de una araña. Sin embargo, cuando las células de la microglía se activan (se vuelven reactivas), esas proyecciones desaparecen y la parte central se hace más grande, tomando forma como de huevo frito [4].

En realidad, las células de la microglía no son células nerviosas (como las neuronas, los astrocitos o los oligodendrocitos), sino que son células del sistema inmunitario (derivan de las células precursoras de la médula ósea, de origen mesodérmico) que se infiltran en el cerebro y en la médula espinal durante el desarrollo embrionario. ¿Para qué? Pues para estar lo más cerca posible de los peligros que puedan dañar el sistema nervioso central y, en el caso de que aparezcan, responder rápidamente a cualquier perturbación del sistema. 

En condiciones fisiológicas las células de la microglía están todo el rato «escaneando» el ambiente que las rodea con unas prolongaciones que extienden y retraen para comprobar que las células que tienen alrededor se encuentran en un estado óptimo. Se calcula que recorren el cerebro en unas seis horas. Estas proyecciones también les permiten establecer contacto con diferentes sinapsis entre neuronas para comprobar que funcionan. 

En el caso de que las células no estén en estado óptimo o que las sinapsis no funcionen, las células de la microglía sufren diferentes grados de activación en los que su forma va cambiando y las prolongaciones se van acortando, hasta llegar al estado de máxima activación en el que toman una forma redondeada y sin proyecciones (como un huevo frito). En este estado es cuando pueden ejercer funciones de macrófago para eliminar los detritus (debris) celulares y las neuronas muertas del tejido nervioso, gracias a un proceso que se llama «fagocitosis» y que no es otra cosa que «comerse» esos restos. Estos cambios, que somos capaces de ver en las formas, son el espejo de lo que está pasando dentro de la microglía y de su estado funcional [5]

Ante cualquier perturbación del ambiente que rodea a las células de la microglía, estas responden inicialmente liberando sustancias químicas que tienen dos funciones: eliminar la perturbación y atraer a otras células a la zona en la que está sucediendo el problema, para poder hacerle frente. Este proceso se conoce como «neuroinflamación».

Generalmente, la neuroinflamación es un proceso de corta duración, en el que se elimina aquello que está alterando la homeostasis (mantenimiento de la composición y propiedades del medio interno de un organismo) y las células de microglía fagocitan los restos, liberan sustancias antiinflamatorias (que eliminan la inflamación), y vuelven a su estado de reposo. 

La llamada «poda de sinapsis» ocurre cuando las células de la microglía detectan que hay contactos entre neuronas que no están funcionando o que son redundantes, y deciden fagocitarlos para que la información fluya de una manera más eficiente y no se pierda en conexiones inútiles. El objetivo de la poda sináptica es por lo tanto lograr una conexión precisa de los circuitos cerebrales.

Todas las células de microglía expresan en su superficie unos receptores que podemos usar para marcarlas y verlas en un microscopio. Los más usados son Iba-1 y CD11b, pero además de estos marcadores, hay otros que sirven para reconocer cada uno de los fenotipos de la microglía. Estos otros marcadores pueden ser: receptores de membrana (por ejemplo para ver aquellas que fagocitan más, o las que interaccionan más con otras células), enzimas de dentro de la célula (que dan idea de qué rutas bioquímicas —proinflamatorias o antiinflamatorias— se están activando ante una situación determinada), u otras sustancias químicas (como por ejemplo marcadores de senescencia que nos van a decir si las células funcionan bien o no). En conjunto, todos estos marcadores son los que nos van a permitir saber qué es lo que está pasando.

En situaciones patológicas, cuando estudiamos la región afectada, generalmente se encuentran varios fenotipos de microglía en la misma zona. Es decir, que vemos microglía proinflamatoria, cuya finalidad es eliminar el daño, y microglía antiinflamatoria, cuya finalidad es controlar y resolver la inflamación antes de que sea dañina para el tejido nervioso. En situaciones patológicas, a medida que la enfermedad progresa, hay un desequilibrio de estos fenotipos y la respuesta de la microglía deja de ser eficiente. Aparece entonces con mayor frecuencia el fenotipo proinflamatorio o un fenotipo senescente que no responde.

Se ha visto que la microglía es esencial en el desarrollo del sistema nervioso humano, ya que en estas etapas iniciales, la división celular se produce en oleadas donde es crucial eliminar las células sobrantes para que todas las estructuras nerviosas que conocemos en el sistema nervioso adulto se formen y funcionen de manera adecuada. De hecho, se ha observado que un mal funcionamiento de la microglía en estas etapas podría estar relacionado con la aparición de enfermedades como trastornos del espectro autista y de la conducta en niños.

Funciones de la microglía
 (dibujos de células de microglía: Natalia Yanguas Casás)

La microglía también juega un papel crucial en todas las enfermedades neurodegenerativas, ya que en su mayoría van acompañadas de neuroinflamación.

Como hemos explicado antes, la neuroinflamación es un proceso fisiológico cuya finalidad es la de hacer frente a alguna perturbación del medio para proteger al individuo. Sin embargo, si este proceso no se resuelve y se vuelve crónico, los mediadores inflamatorios que liberan las células de microglía activan a otras células (como los astrocitos, microglía e incluso células que hayan sido reclutadas de fuera del sistema nervioso) y se generan situaciones tóxicas que pueden llevar a la muerte celular. Además, a medida que envejecemos, la microglía se puede volver senescente y convertirse en incapaz de resolver con la misma eficiencia que en etapas más jóvenes las alteraciones que percibe en su entorno.

En enfermedades como la esclerosis múltiple, además del proceso de neuroinflamación crónica se ha descrito una fagocitosis deficiente de la mielina por parte de las células de microglía, lo que genera un proceso de retroalimentación inflamatoria que es cada vez más difícil de resolver, hasta que llega un punto en el que el sistema no puede hacer frente a la situación y la enfermedad progresa [6].

Algo similar ocurre también en la enfermedad de Alzheimer, en la que se ha encontrado que la microglía se concentra alrededor de las placas de amiloide [7], y que se activa y se divide en esas zonas, pero no es capaz de fagocitar las placas y eliminarlas [8].

En el caso de la enfermedad de Parkinson, los déficits en la respuesta microglial afectan al desarrollo de la enfermedad por el proceso de inflamación y una fagocitosis deficiente de la α-sinucleína, entre otros [9].

También se sabe que ciertas alteraciones en las funciones de la microglía que llevan a la aparición de sinapsis aberrantes contribuyen a la patofisiología de la epilepsia [10].

Estos son sólo algunos ejemplos de enfermedades en los que alteraciones en las respuestas de la microglía contribuyen a su desarrollo. Pero como os hemos dicho, están implicadas en todas ellas, ya que controlan la neuroinflamación, la fagocitosis y la formación de sinapsis.

¿Sabíais antes de leer esto lo esencial que es esta célula para que nuestro cerebro funcione de manera adecuada?

Pues, si te ha picado la curiosidad, aquí tienes más enlaces para seguir aprendiendo

NOTAS Y FUENTES CITADAS

[1] A principios del siglo XX, los trabajos y tinciones utilizadas por Ramón y Cajal y Achúcarro permitían distinguir en la neuroglía astrocitos protoplasmáticos de la sustancia gris (glía de radiaciones cortas), astrocitos fibrosos (glía de radiaciones largas) y un «tercer elemento» (en terminología de Cajal) que no se conseguía distinguir con precisión, conformado por «elementos adendríticos».  Pío del Río-Hortega consiguió mejorar las técnicas de tinción que había aprendido con Achúcarro, gracias al método del carbonato argéntico, y vio mucho más que sus maestros; lo publicó en un trabajo de 1919 en el que acuñó el término «microglia», cuyo título es muy significativo: «El tercer elemento de los centros nerviosos. I La microglia normal. II Intervención de la microglia en los procesos patológicos. (Células en bastoncito y cuerpos granulo-adiposos). III Naturaleza probable de la microglia», Bol. Soc. Esp. Biol., 9, 69-129. En: CORTÉS GABAUDAN, Francisco (2009). Microglía, una aportación española del siglo XX al vocabulario médico. Panace@. Vol. X, n.º 29. Primer semestre, 2009 https://www.tremedica.org/wp-content/uploads/n29_entrermeses-Gabaudan2.pdf

[2]Trabajos del laboratorio de Investigaciones Biológicas, 23 (1925): 157-216].

[3] LAWSON, L.J., V.H. PERRY, S. GORDON (1992). Turnover of resident microglia in the normal adult mouse brain. Neuroscience, Volume 48, Issue 2, 1992: pp. 405-415 https://doi.org/10.1016/0306-4522(92)90500-2

[4] LAWSON, L.J., V.H. PERRY, P. DRI and S. GORDON (1990). Heterogeneity in the distribution and morphology of microglia in the normal adult mouse brain. Neuroscience. 1990;39(1):151-70. https://doi.org/10.1016/0306-4522(90)90229-W

[5]  DAVIS, E.J., T.D. FOSTER and W.E. THOMAS (1994). Cellular forms and functions of brain microglia. Brain Res Bull. 1994;34(1):73-8. https://doi.org/10.1016/0361-9230(94)90189-9

[6] GUERRERO BROOKE, L. and Nancy L. SICOTTE (2020). Microglia in Multiple Sclerosis: Friend or Foe?  Frontiers in Immunology, vol. 11,

[7] Las placas amiloides son el resultado de la acumulación de una proteína en el espacio extraneuronal característico de las personas afectadas por la enfermedad de Alzheimer impidiendo una correcta conexión entre las neuronas y provocando su degeneración. 

[8] HANSEN, David V., Jesse E. HANSON and Morgan SHENG (2018). Microglia in Alzheimer's disease. J. Cell Biol (Special Collection: Neurogeneration and neuroinflammation) vol 217 (2): 459-472 https://doi.org/10.1083/jcb.201709069

[9] HO MS. (2019). Microglia in Parkinson’s Disease. In: Verkhratsky A., Ho M., Zorec R., Parpura V. (eds) Neuroglia in Neurodegenerative Diseases. Advances in Experimental Medicine and Biology, vol 1175. Springer, Singapore. https://doi.org/10.1007/978-981-13-9913-8_13

[10] VICTOR TR and SE. TSIRKA (2020). Microglial contributions to aberrant neurogenesis and pathophysiology of epilepsyNeuroimmunol. Neuroinflammation 2020;7:234-47. http://dx.doi.org/10.20517/2347-8659.2020.02

OTROS ENLACES y dOCUMENTOS 

Canal YouTube Instituto Cajal
    Neurociencia para dummies, Natalia Yanguas Casás.
https://youtu.be/1SZ2HVnGwIk?list=PLEU_4DYTRsCHPRnT2mlufUmpb_J0KlwmY&t=1623

Blog Células Gliales
    Microglía https://celulasgliales.com/microglia/

Canal YouTube Sinapsis EMP
    Microglía Https://Www.Youtube.Com/Watch?V=-AV8BJXhyDU
    Fagocitosis y Presentación De Antiígenos Https://Www.Youtube.Com/Watch?V=MFVcJur-D-S


CRESPO CASTRILLO, Andrea (2019). Efecto del esteroide sintético tibolona sobre la gliosis reactiva. Tesis doctoral del Departamento de Farmacología de la Universidad Autónoma de Madrid, dirigida por el Dr. Luis Miguel García Segura y la Dra. María Ángeles Arévalo Arévalo (Instituto Cajal, CSIC) http://hdl.handle.net/10486/690490

DEL RÍO-HORTEGA, Pío (1919). Coloración rápida de tejidos normales y patológicos con carbonato de plata amoniacal.  Trabajos del Laboratorio de Histopatología de la Junta para la Ampliación de Estudios n.º 7. Boletín de la Sociedad Española de Biología, Vol. XI, fascículo 1.  Publicado en la revista Arbor (CSIC) CLXXXI 714, julio-agosto 2005: pp. 235-243 https://arbor.revistas.csic.es/index.php/arbor/article/view/432/434

DEL RÍO-HORTEGA, Pío (1924). Lo que debe entenderse por Tercer Elemento de los centros nerviosos. Boletín de la Sociedad Española de Biología, Vol. XI, fascículo 1.  Publicado en la revista Arbor (CSIC) CLXXXI 714, julio-agosto 2005: pp. 245-248

MEDEROS CRESPO, Sara (2019). Comunicación astrocito-interneurona y el procesamiento de la información en las redes neuronales. Tesis Doctoral dirigida por la Dra. Gertrudis PEREA PARRILLA, del Instituto Cajal (CSIC). Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Ciencias Biológicas, Departamento de Bioquímica y Biología Molecular. 198 pp. https://digital.csic.es/handle/10261/210592 

PÉREZ CAPOTE, Kamil (2006). Respuesta de las células gliales al daño neuronal in vitro. Introducción (55 pp). Tesis Doctoral. Universitat de Barcelona. https://digital.csic.es/bitstream/10261/91949/4/1_INTRODUCCION.pdf 

SIERRA, Amanda, PAOLICELLI Rosa C., and KETTENMANN H. (2019). Cien años de Microglía: Milestones in a Century of Microglial Research. Trends in Neurosciences, November, Vol. 42, No. 11, pp. 778-792. https://doi.org/10.1016/j.tins.2019.09.004

KETTENMANN, H. U.K. HANISCH, M. NODA & A. VERKHRATSKY (2011). Physiology Of Microglia. Physiological Reviews, 91(2), 461-553. https://doi.org/10.1152/physrev.00011.2010

MARTÍNEZ TAPIA, Ricardo Jesús, Francisco ESTRADA-ROJO, Alonso Alejndro HERNÁNDEZ-CHÁVEZ, Antonio BARAJAS MARTÍNEZ, Santiago ISLAS ESCOTO, Luz NAVARRO Y Anahí CHAVARRÍA (2018). Neuroinflamación: El Ying-Yang De La Neuroinmunología. Revista De La Facultad De Medicina (México), 61(5), 44-53. Http://Www.Scielo.Org.Mx/Scielo.Php?Script=Sci_arttext&Pid=S0026-17422018000500044&Lng=Es&Tlng=Es.

NAKAJIMA, K. & S. KOHSAKA (2001). Microglia: Activation And Their Significance In The Central Nervous SystemThe Journal Of Biochemistry, 130(2), 169-175. https://doi.org/10.1093/oxfordjournals.jbchem.a002969

YANGUAS CASÁS, Natalia (2015). Efecto del tauroursodeoxicolato en la regulación de la neuroinflamación aguda. Tesis Doctoral , de acuerdo al trabajo realizado bajo realizada bajo la dirección del Dr. Lorenzo Romero Ramírez y el Prof. Manuel Nieto Sampedro en el Dpto. de Neurobiología Funcional y de sistemas del Instituto Cajal (CSIC), Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Departamento de Bioquímica, Biología Molecular, Biomedicina y Biotecnología. 187 pp.

Y PARA COMPROBAR SI HAS COMPRENDIDO BIEN TODO LO QUE TE HEMOS CONTADO SOBRE LA MICROGLÍA, aquí tienes un pequeño cuestionario interactivo.



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