Theme Layout

Boxed or Wide or Framed

Theme Translation

Display Featured Slider

Featured Slider Styles

Display Grid Slider

Grid Slider Styles

Display Trending Posts

Instituto Cajal

Se trata del centro de investigación neurobiológica más antiguo de España. Tiene su origen en el Laboratorio de Investigaciones Biológicas, fundado en 1900 por orden del Rey Alfonso XIII con motivo de la concesión del Premio Moscú a Santiago Ramón y Cajal (1852-1934).

Display Instagram Footer

Dark or Light Style

Buscar este blog

(C) CSIC - Consejos Superior de Investigaciones Científicas. Todos los derechos reservados.. Con la tecnología de Blogger.

AS DE COPAS: ASTROCITOS. UNAS CÉLULAS QUE SE MERECEN UN BRINDIS


 Presentamos el As de Copas de la neurobaraja: el astrocito. Hemos elegido los astrocitos para representar el palo de copas en nuestra neurobaraja porque estas células de la glía apoyan su capacidad para realizar multitud de funciones imprescindibles en unos pies asombrosos.


Los astrocitos forman parte de un grupo diverso de células del sistema nervioso que, a diferencia de las neuronas, no son capaces de producir potenciales de acción o impulsos nerviosos. Carecen por lo tanto de axones y de dendritas diseñados para transmitirlos y recibirlos. Este grupo de células del tejido nervioso son las células gliales, también llamadas neuroglía o, simplemente, glía.

La glía está presente en los animales, desde los invertebrados más simples, hasta los seres humanos. Parece que a lo largo de la evolución la glía se ha ido diversificando y especializando hasta resultar un elemento clave en los procesos de integrar y procesar señales para elaborar respuestas que, hasta hace muy poco, siempre creímos ser tareas exclusivas de las neuronas. 

Los recientes recuentos de células nerviosas en el cerebro de vertebrados [1] han confirmado que aproximadamente la mitad de las células del sistema nervioso central de los mamíferos son células gliales, lo que por lógica lleva a pensar que deben jugar un papel en los circuitos nerviosos. 

Dibujo original de Santiago Ramón y Cajal de una gruesa célula neurológica
de la capa de las pirámides del Asta de Ammón de un hombre adulto
(imagen original conservada en el Instituto Cajal, CSIC (Madrid)
Mucho menos conocidas que las neuronas, y confinadas en el sistema nervioso central sin comunicación directa con el exterior, estas células comenzaron a intrigar a los científicos desde que las técnicas de Golgi para teñir muestras de tejidos las hicieron visibles al microscopio óptico, a mediados del siglo XIX. En 1899 Santiago Ramón y Cajal comenzó a preguntarse «¿Qué significación funcional debemos otorgar a la neuroglía?» [2], porque ya entonces dudaba de que jugaran simplemente ese papel de relleno que había llevado a uno de los padres de la teoría celularRudolph Virchow (1821-1902) a darles en 1846 el nombre de nervenkitt («pegamento nervioso» en alemán) y posteriormente glía (pegamento en griego). En su «teoría nutritiva», Golgi consideraba que solo daban «apoyo logístico» (alimento, estructura de soporte) a las neuronas, pero Cajal las imaginaba con mucho más protagonismo (y el tiempo le ha dado la razón 😉).

A finales del siglo XIX Cajal solo podía «hacer conjeturas más o menos racionales», porque la falta de métodos dejaba al fisiólogo «totalmente desarmado»[2]. Sin embargo, el desarrollo de nuevas herramientas a partir de los años ochenta, ha permitido que los neurocientíficos cuenten hoy en día con un arsenal de técnicas para desentrañar los secretos de la neuroglía: el patch-clamp (para registrar la actividad eléctrica de células excitables que producen una pequeña corriente eléctrica cuando se estimulan), las sondas fluorescentes (para detectar, localizar y cuantificar las dinámicas que ocurren a escala celular, gracias a moléculas que generan señales de fluorescencia [3]), las nuevas técnicas de microscopía (confocal, multifotón...) y, por supuesto, las nuevas técnicas de biología molecular y edición genética. 

Estos avances científico-tecnológicos han mostrado que la intuición de Cajal era buena. Sin quitarle protagonismo morfológico y funcional a la neurona, hoy sabemos que la glía orquesta una serie de funciones esenciales para el desarrollo y el buen funcionamiento del sistema nervioso, y cada vez se descubren nuevos roles en situaciones patológicas o, incluso, relacionados con el procesamiento y la integración de la información que hacen las neuronas. 

Dividida en dos tipos, la microglía (de origen no nervioso) y la macroglía (con el mismo origen embrionario que las neuronas), las células gliales han dejado de ser figurantes y son ahora tan protagonistas del funcionamiento del sistema nervioso como las neuronas. 


Los astrocitos son uno de los tipos de células que componen el variado grupo de la macroglía del sistema nervioso central. Parece que fue Mihály Lenhossék (1863-1937) quien, en 1891,  compuso su nombre a partir de las palabras griegas astron = estrella y kytos = célula. 

Santiago Ramón y Cajal imaginó la primera técnica para teñir específicamente los astrocitos [4] gracias a la proteína ácido gliofibrilar (GFAP por sus siglas en inglés) que forma el citoesqueleto encargado de mantener la estructura de estas células y que forma las fibrillas gliales en las prolongaciones del citoplasma. Actualmente la GFAP permite la identificación de los astrocitos mediante marcadores inmunohistoquímicos.

La cantidad de astrocitos varía dependiendo de la zona del sistema nervioso en la que se encuentren (de un 20 % a un 85 %), pero en el cerebro y la médula espinal de los mamíferos representan más del 50 % de la neuroglia  [5],[6]. Son las células gliales de mayor tamaño (diámetro de su cuerpo celular entre 18 y 20 micrómetros).

Aunque en general se reconocen por la presencia de un gran núcleo ovalado o lobulado y la forma estrellada que inspiró su nombre, la forma y el aspecto de los astrocitos puede variar según el lugar en el que se encuentran. Hay astrocitos muy modificados en el cerebelo (glía de Bergmann), en la retina (glía de Müller) y su apariencia es distinta en las sustancias gris y blanca del cerebro, como demostró en 1893 Andriezen [7]. 

En la sustancia gris abundan los astrocitos protoplasmáticos, con prolongaciones cortas y muy ramificadas rodeando somas y dendritas neuronales en las sinapsis tripartitas. Los astrocitos fibrosos se asocian a los axones neuronales en la sustancia blanca y tienen prolongaciones mucho más escasas y largas, casi sin ramificar, además de un citoplasma  lleno de filamentos. Parece que existe un tercer tipo de astrocitos reactivos que, en situaciones patológicas, serían capaces de asumir funciones defensivas junto a la microglía para hacer frente a ciertas lesiones cerebrales formando la llamada cicatriz glial.


La presencia de pies terminales (o pedículos) en los extremos de las fibrillas gliales que forman las prolongaciones de su citoplasma permite que un solo astrocito esté relacionado con hasta 100 000 sinapsis [8]. Estos pies también se adhieren a los vasos sanguíneos para regular la cantidad de sangre que llega al cerebro y participar en la construcción de la barrera hematoencefálica que lo protege de la entrada de sustancias nocivas. Los pies terminales de los astrocitos fibrosos envuelven los nódulos de Ranvier de los axones y los vasos sanguíneos de las fibras donde se encuentran. 

Otra de las características de los astrocitos es que son células capaces de formar redes extensas donde mantienen interconectados sus citoplasmas gracias a las uniones GAP (pequeños túneles en la membrana plasmática formados de proteína conexina que dejan pasar iones y pequeñas moléculas en los dos sentidos) [9]. 

Para comunicar, los astrocitos también producen y liberan mensajeros químicos (llamados gliotransmisores) que permiten que una población de astrocitos actúe de modo sincronizado y coordinado para participar junto a las neuronas en el procesamiento de la información.

Entre otros investigadores del Instituto Cajal, Alfonso Araque y su equipo estudian las modalidades de la «conversación» que se establece en lo que han denominado 
«sinapsis tripartita», donde los astrocitos «comentan» y «moderan» el diálogo entre las neuronas, e investigan sus implicaciones en el desarrollo de enfermedades del sistema nervioso. Han establecido que los astrocitos poseen una forma de excitabilidad basada en variaciones de la concentración interna de calcio (Ca2+), de modo que comunican entre ellos mediante ondas de calcio intercelulares.  Como los astrocitos también tienen en su membrana receptores para los neurotransmisores producidos por las neuronas, el impulso nervioso puede excitarlos cuando envuelven la sinapsis y hacer que liberen gliotransmisores (fundamentalmente ATP y glutamato), que a su vez modularán las sinapsis neuronales.  

Se ha observado que las neuronas no solo liberan mensajeros químicos (neurotransmisores) en las sinapsis, sino también fuera de ellas, lo que sugiere que las funciones de la comunicación neurona-glía son mucho más complejas que la simple colaboración en la transmisión sináptica. Parece que la glía puede regular la formación de sinapsis, controlar la fuerza sináptica y participar en el procesamiento de la información al coordinar la actividad entre diferentes grupos de neuronas. Y al contrario, la actividad del impulso nervioso puede regular un amplio rango de actividades gliales, incluyendo la proliferación, la diferenciación y la mielinización [2],[5], [10].

Con tantas capacidades, el «catálogo de servicios» que nos ofrecen los astrocitos es impresionante [12] [13]:

1. ARMAZÓN ESTRUCTURAL. Los astrocitos participan en la estructuración física del cerebro y juegan un papel secundario de sostén mecánico. 

2. PROTECCIÓN. Los pies terminales de los astrocitos forman una capa continua que envuelve los vasos sanguíneos de la periferia del sistema nervioso central,  de modo que colaboran en la barrera hematoencefálica que separa la sangre del fluido extracelular cerebral en el sistema nervioso central. Aquí los astrocitos impiden el paso de sustancias potencialmente peligrosas para el cerebro y permiten al acceso a otras, como agua, oxígeno o pequeñas sustancias liposolublesRecientemente se ha descubierto el sistema glinfático, una vía de drenaje cerebral que depende del adecuado funcionamiento de la neuroglia y en especial de los astrocitos. 

3. REGULACIÓN METABÓLICA Y ACCIÓN ANTIOXIDANTE. Los astrocitos se encargan de controlar la cantidad de sustancias presentes en el entorno de las neuronas para que funcionen correctamente y generen señales limpias. En concreto, controlan el pH, los niveles de potasio (K+) y calcio (Ca2+), capturan los radicales libres (gracias al glutatión), e intervienen en el metabolismo de reciclaje de los neurotransmisores (por ejemplo, el exceso tóxico de glutamato se incorpora al ciclo glutamato/glutamina). 

4. METABOLISMO ENERGÉTICO. Los astrocitos gestionan su reserva citoplasmática de glucógeno para mantenerla en niveles que le permitan hacer frente a la demanda de glucosa en periodos de alta actividad neuronal. Pueden también encargarse de transformar la glucosa en lactato a disposición de la neurona (para el ciclo de Krebs).

5. CONTROL Y REGULACIÓN DEL FLUJO SANGUÍNEO que llega al cerebro y las neuronas para aportarles el oxígeno necesario (O2). El incremento local del flujo sanguíneo suministra más oxígeno y nutrientes a la regiones cerebrales activas que necesitan más energía.

6. MODULACIÓN DE LA ACTIVIDAD NEURONAL. Los astrocitos regulan la formación, maduración, mantenimiento y estabilidad de las sinapsis para que funcionen correctamente, manteniendo así la conectividad de circuitos neuronales, como los asociados con el aprendizaje y la memoria. Así pues, los astrocitos intervienen en cómo se procesa la información nerviosa que manejan las neuronas. 

7. REGULACIÓN DE LAS SINAPSIS. En la materia gris, los astrocitos están íntimamente asociados con las membranas neuronales, sobre todo en las zonas sinápticas. Aquí es donde los pies terminales envuelven por completo o parcialmente los terminales presinápticos y las estructuras postsinápticas, formando la sinapsis tripartita.

8. DESARROLLO Y PLASTICIDAD NEURONAL. Los astrocitos desempeñan un papel importante en el desarrollo embrionario del tejido nervioso, y se encargan, por ejemplo, de orientar el crecimiento axónico o de ayudar a que las neuronas y otras células nerviosas lleguen a los lugares de la corteza cerebral donde deben estar.

9. COORDINACIÓN DE LA PRODUCCIÓN DE MIELINA. Los astrocitos se encargan de transformar el adenosín trifosfato (ATP) [11] que libera la actividad eléctrica de las neuronas en una proteína que estimula en los oligodendrocitos la producción de mielina. 

10. DEFENSA. Los astrocitos están implicados en procesos inflamatorios de reactividad inmunológica del cerebro. En respuesta a lesiones cerebrales y gracias una cierta capacidad para generar respuesta inmunitaria (los astrocitos son inmunocompetentes) participan con la microglía en la formación de la cicatriz glial.

Increíble, ¿verdad? Seguro que estás pensando que estos astrocitos son unas células nerviosas extraordinarias que se merecen un brindis... ¡con las mejores copas de la neurobaraja! 


¿Te ha picado la curiosidad y quieres saber más?

NOTAS

[1] VON BARTHELD, Christopher S., Jami BAHNEY, Suzana HERCULANO-HOUZEL  (2016). The search for true numbers of neurons and glial cells in the human brain: A review of 150 years of cell counting. The Journal of Comparative Neurology, vol. 524 (18), pp. 3865-3895. https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/cne.24040

[2] Cajal propuso la «teoría del aislamiento», en la que imaginó a los astrocitos como elementos aisladores de las distintas neuronas.  ARAQUE, Alfonso y Marta NAVARRETE (2013). El ayer y hoy de los astrocitos. Mente y Cerebro n.º 59, pp. 18-23. https://www.investigacionyciencia.es/revistas/mente-y-cerebro/evolucin-del-pensamiento-575/el-ayer-y-hoy-de-los-astrocitos-11083

[3] En neurociencia son especialmente importantes las técnicas de imagen de calcioEn el tejido nervioso, el calcio (Ca2+) es un ion muy importante, que interesa detectar. Los métodos basados en fluorescencia son selectivos, muy sensibles, rápidos y con un costo asequible. Los quimiosensores son receptores moleculares que se unen solo con la molécula o el ion que nos interesa estudiar y que, al hacerlo, producen algún tipo de señal medible, como por ejemplo, fluorescencia, potencial redox o espectros de absorción. En un quimiosensor  o sonda fluorescente hay un receptor responsable del reconocimiento y un fluoróforo que señala este reconocimiento con cambios en su fluorescencia. 

[4] Se trata de la técnica de sublimación de cloruro de oro. Para una revisión de los distintos métodos de tinción de las células nerviosas, ver: Técnicas de imagenología cerebral, por José Méndez Venegas (Facultad de Psicología, UNAM, México).


[6] MEGÍAS M., MOLIST P., POMBAL M. A. (2019). Atlas de histología vegetal y animal. Tipos celulares. Astrocito. http://mmegias.webs.uvigo.es/8-tipos-celulares/astrocito.php

[7] Cajal cita en su obra  «Textura del sistema nervioso del hombre y de los vertebrados» (1899 – 1904) los trabajos de Andriezen, que en 1893, había distinguido una glía fibrosa (en alemán Langstrahler o «proyectores largos») que se encuentra en la sustancia blanca del cerebro de una glía protoplasmática (en alemán Kurzstrahler, ó «proyectores cortos»)  en la sustancia gris. En MARTÍNEZ-TAPIA, R. J. y cols. (2018) Una nueva vía de drenaje cerebral: el sistema glinfático. Revisión histórica y conceptual Revista Mexicana de Neurociencia Enero-Febrero, 2018; 19(1), pp. 104-116. https://www.medigraphic.com/pdfs/revmexneu/rmn-2018/rmn181j.pdf

[8] MEDEROS CRESPO, Sara (2019). Comunicación astrocito-interneurona y el procesamiento de la información en las redes neuronales. Tesis Doctoral dirigida por la Dra. Gertrudis PEREA PARRILLA, del Instituto Cajal (CSIC). Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Ciencias Biológicas, Departamento de Bioquímica y Biología Molecular. 198 pp. https://digital.csic.es/handle/10261/210592 

[9] Ya vimos en la entrada del As de Oros que este tipo de uniones GAP son las que permiten la circulación muy rápida y en doble sentido del impulso nervioso en las sinapsis eléctricas.

[10] FIELDS, R. D. & B. STEVENS-GRAHAM (2002). New Insights into Neuron-Glia Communication. Science (298), pp. 556-562   https://www.science.org/doi/10.1126/science.298.5593.556

[11] ¿Qué es el ATP? (cienciaybiologia.com) https://cienciaybiologia.com/que-es-el-atp/

[12] YANGÜAS CASÁS, Natalia (2015). Efecto del taurorsodeoxicolato en la regulación de la neuroinflamación aguda. Tesis Doctoral dirigida por el Dr. Lorenzo Romero Ramírez y el Prof. Manuel Nieto Sampedro (CSIC). Universidad Autónoma de Madrid, Facultad de Medicina, Departamento de Bioquímica. https://repositorio.uam.es/handle/10486/668514?show=full

[13] YANGUAS CASÁS, Natalia (2020). Neurociencia para dummies. Undécima noche de los investigadores europeos, Madrid. 2020. Canal YouTube Instituto Cajal

FUENTES

COVELO FERNÁNDEZ, Ana (2015). Modulación sináptica a corto y largo plazo mediada por astrocitos en hipocampo. Tesis Doctoral dirigida por el Dr. Alfonso ARAQUE ALMENDROS, del Insituto Cajal (CSIC). Universidad Autónoma de Madrid. Facultad de Medicina, Departamento de Anatomía, Histología y Neurociencia. 109 pp. https://repositorio.uam.es/bitstream/handle/10486/669246/covelo_fernandez_ana.pdf?sequence=1

JÄKEL, Sarah and Leda DIMOU (2017). Glial Cells and Their Function in the Adult Brain: A Journey through the Histroy of Their Ablation. Frontiers in Cellular Neuroscience. February 2017, vol. 11, num. 24. https://doi.org/10.3389/fncel.2017.00024

LEBRERO CIA, Carmen (2017), Modulación de la comunicación intercelular mediada por GAP junctions en la línea celular HEK 293. Trabajo Fin de Grado en Biotecnología, Universidad Miguel Hernández de Elche, 35 pp. http://dspace.umh.es/bitstream/11000/4145/1/TFG%20Lebrero%20Cia%20Carmen.pdf

PÉREZ CAPOTE, Kamil (2006). Respuesta de las células gliales al daño neuronal in vitro. Introducción (55 pp). Tesis Doctoral. Universitat de Barcelona. https://digital.csic.es/bitstream/10261/91949/4/1_INTRODUCCION.pdf 

REYES-HARO, Daniel, Larissa BULAVINA y Tatyana PIVNEVA (2014). La glía, el pegamento de las ideas. Ciencia, abril junio de 2014, pp. 12-18.

Vídeos:

Páginas web:

Instituto Cajal
0 Comentarios
Share This Post :

AS DE OROS: NEURONAS, ESAS CÉLULAS MILLONARIAS, RICAS Y VALIOSAS


Presentamos el As de Oros de la neurobaraja: la neurona. Hemos elegido las neuronas para representar el palo de oros en nuestra neurobaraja porque son células millonarias, ricas y muy valiosas. 



Las neuronas son millonarias por su número: las últimas estimaciones basadas en el método de Suzana Herculano-Houzel cifran en 86 000 millones las neuronas de un encéfalo humano adulto. También son millonarias por la cantidad de conexiones que pueden establecer: parece que cada neurona puede recibir información a través de unas 10 000 sinapsis y enviarla a través de otras 1000. Son ricas en formas, estructuras y funciones. Y son muy valiosas, porque controlan nuestras funciones vitales y nuestra respuesta a las condiciones del entorno. ¡Acompáñanos a descubrirlas!

En el Reino Animal, el tejido nervioso asume la función de relación del organismo, que le permite recoger información del medio externo e interno para procesarla, integrarla y responder como corresponda. No todos los animales tienen neuronas (las esponjas, los mesozoos y los placozoos carecen de ellas) y tampoco todos los sistemas nerviosos son igual de complejos. El más desarrollado es el de los vertebrados, pero en su forma más sencilla pueden ser simples redes de neuronas distribuidas por el cuerpo del animal.

En los vertebrados, las neuronas y las células de la glía del tejido nervioso se agrupan para formar el sistema nervioso central —compuesto por las estructuras del encéfalo que se alojan en el cráneo (cerebro, cerebelo y bulbo raquídeo) y la médula espinal que recorre el interior de la columna vertebral— y el sistema nervioso periférico —formado por una red de nervios y ganglios que llevan el impulso nervioso a todo el cuerpo—.  Ambos sistemas se coordinan permitiendo a los animales captar estímulos a través de sus órganos sensoriales y emitir señales para comunicarse con el exterior, mantener el equilibrio de su medio interno (homeostasis) y mandar información a los músculos para moverlos. Y todo esto es posible gracias a las neuronas, que son las unidades funcionales de procesamiento de la información .

El conocimiento del tejido nervioso, y de las neuronas en particular, dio un salto espectacular a raíz de las investigaciones de Santiago Ramón y Cajal, ese médico español polifacético que, a finales del siglo XIX, intuyó que el tejido nervioso teñido con la «reacción negra» [1] de Golgi no formaba una red nerviosa continua que funcionaba como un todo, como pensaban muchos científicos entonces. Cajal dedujo de sus observaciones microscópicas que las redes neuronales estaban formadas por células independientes que «se besaban» para transmitirse información en forma de impulso nervioso.

Con su microscopio óptico, Cajal fue capaz de concebir la doctrina de la neurona [2], que revolucionó el panorama científico de la época, sentó las bases de la neurociencia moderna, y justificó que en 1906 recibiera el premio Nobel de Fisiología y Medicina (curiosamente compartido con Camillo Golgi, defensor de la opuesta teoría reticularista). Medio siglo después, los avances tecnológicos le dieron la razón a Cajal tras observarse la ultraestructura del tejido nervioso con el microscopio electrónico y confirmarse que las neuronas estaban físicamente separadas por un espacio hasta unas 3500 veces más fino que un cabello (20 a 40 nanómetros), llamado espacio sináptico.

Fue Wilhelm von Waldeyer-Hartz quien llamó «neurona» a esta célula nerviosa en 1891, en claro apoyo de la teoría neuronal. Seis años después, Charles Scott Sherrington (nuestro rey de bastos de la neurobaraja 😉) llamaría sinapsis a los puntos de contacto y transmisión de información entre neuronas contiguas, y recibiría el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1932  por sus hallazgos sobre las funciones de las neuronas. 

En cualquier neurona se distinguen tres partes: un eje fino o «axón» que sale del «soma» o cuerpo celular (con el núcleo y los orgánulos citoplasmáticos) rodeado de ramificaciones o «dendritas». Sin embargo, las neuronas son muy diversas  pueden tener un soma de 5 micrómetros o axones gigantes con diámetro de un milímetro) porque desempeñan funciones de comunicación y regulación complicadas que requieren categorizar y asociar la información para procesarla y transmitirla lo más rápida y eficazmente posible, en forma de señales eléctricas y químicas. Para adaptarse al lugar en el que se encuentran y a la función que desempeñan, el tamaño y la forma del soma, la densidad, las características (con más o menos espinas) o la organización de las dendritas, así como la disposición, la longitud o el tipo de ramificación de los axones, son diferentes para cada tipo de neurona. 


La clasificación de los diferentes tipos de neuronas puede hacerse atendiendo a distintos criterios:

  • Por el efecto de una neurona sobre otra, las neuronas pueden ser excitadoras, inhibidoras o neuromoduladoras (cuando influyen en la neurotransmisión).
  • Por el tipo de neurotransmisor que liberan para comunicarse entre sí (p. ej., las neuronas dopaminérgicas liberan dopamina, las colinérgicas liberan acetilcolina, etc.).
  • Por el número de prolongaciones del soma, las neuronas pueden ser unipolares, pseudounipolares, bipolares, multipolares o anaxónicas.
  • Por la forma del cuerpo celular existen neuronas piramidales, estrelladas, en candelabro, en cesta, fusiformes, esféricas...
  • Por la presencia de espinas en sus dendritas, las neuronas pueden ser espinosas o no.
  • Según la célula diana con la que contactan, las neuronas son sensoriales cuando comunican los órganos de los sentidos (p. ej., la piel o el ojo) con el cerebro o la médula espinal,  motoneuronas si comunican el cerebro y la médula espinal con los órganos receptores (p. ej., músculos o glándulas), o interneuronas que conectan neuronas en el cerebro (sin relación con órganos sensoriales ni receptores). A veces la comunicación con las células musculares se realiza a través de unas sinapsis especializadas denominadas placas motoras.
  • Atendiendo a la longitud de sus prolongaciones, las neuronas de proyección establecen sinapsis con neuronas muy alejadas y las interneuronas contactan con neuronas cercanas.

El funcionamiento de la neurona se basa en los mecanismos eléctricos y químicos de su membrana plasmática [3] que la convierten en excitable y conductoraAlan Lloyd Hodgkin y Andrew Huxley propusieron en 1952 un modelo matemático para explicar los mecanismos iónicos que inician y propagan el impulso nervioso, gracias a sus trabajos con el axón gigante de calamar (que puede tener un diámetro de hasta un milímetro). Ambos compartieron en 1963 el premio Nobel de Fisiología o Medicina con Sir John Eccles, que trabajó sobre la transmisión química del impulso nervioso en las sinapsis. 
Hoy sabemos que la membrana plasmática de cualquier célula crea un gradiente electroquímico entre el interior y el exterior celular por diferencias en el reparto y la concentración de iones con cargas positivas (sobre todo sodio Na+, potasio K+, calcio Ca2+) y negativas (principalmente cloro Cl—) a ambos lados de la membrana. Esta diferencia de carga genera una diferencia de potencial eléctrico (voltaje) denominado potencial de membrana. En reposo, el potencial de membrana de la neurona es de —70 mV (su interior está cargado negativamente [4])Ser excitable le permite a la neurona recibir estímulos a través de cambios bruscos en el potencial de membrana que provocan un potencial de acción suficiente para crear un impulso nervioso. Ser conductora le permite propagarlo por la membrana del axón hasta llegar a los terminales sinápticos. 

Así pues, los impulsos nerviosos son intensos pero transitorios cambios del potencial de membrana que se desplazan a lo largo del axón y fluyen siempre en un sentido único, como descubrió Cajal: desde el cono axónico, donde se generan, hasta los terminales sinápticos, donde surten sus efectos (es la «ley de polarización dinámica de las células nerviosas» [2]). Los potenciales de acción son señales que se generan y se envían, a una elevada frecuencia, en series o «trenes» a lo largo de los axones [5]. Después de lanzar un potencial de acción, la neurona deja de ser receptiva a nuevas despolarizaciones y tampoco puede transmitirlas durante unas décimas de segundo (período refractario) hasta que regresa a su potencial de reposo. 

La despolarización ocurre cuando la neurona en reposo recibe un estímulo químico, de temperatura, presión o eléctrico que desencadena la entrada masiva de iones positivos al interior de la neurona. Sin embargo, el estímulo debe ser lo suficientemente potente como para alcanzar un umbral mínimo (establecido en —55 mV) que inicie un potencial de acción. Por eso se dice que la transmisión del impulso nervioso sigue la «ley del todo o nada», Además, como el impulso nervioso que se produce siempre tiene la misma intensidad (no crece ni disminuye), la mayor o menor fuerza del estímulo podrá lograrse aumentando la frecuencia o la velocidad de transmisión.  

Para acelerar la conducción del impulso nervioso, algunas neuronas tienen sus axones parcialmente recubiertos de mielina, una sustancia aislante que favorece la transmisión «a saltos» del impulso nervioso. En el encéfalo y la médula espinal este recubrimiento de mielina lo producen unas células gliales llamadas oligodendrocitos (de las que hablaremos en las próximas entradas), mientras que en los ganglios y nervios se encargan de hacerlo las células de Schwann

Ahora sabemos cómo las neuronas traducen estímulos en impulsos nerviosos gracias a los fenómenos electrofisiológicos que describieron Hodgkin y Huxley, pero esto sería inútil en el sistema nervioso sin otra de las características fundamentales de la neurona: su capacidad para interconectarse con células similares gracias a unas especializaciones en sus membranas celulares denominadas sinapsis. Sin embargo, además de las sinapsis entre neuronas, las últimas investigaciones hablan de considerar además las conexiones activas entre neuronas y células gliales, así como entre células gliales y neuronas [6]. 

Esta capacidad de crear circuitos neuronales es la que les permite analizar y conservar información compleja, para llevar a cabo funciones sofisticadas asociadas con la inteligencia, la memoria y la voluntad. La especialización del tejido nervioso al servicio de sus necesidades de transmisión es tal, que las neuronas son capaces (con ayuda de las células gliales) de reorganizar sus conexiones remodelando los árboles dendríticos y axónicos (poda sináptica), o de variar el número o las propiedades de las sinapsis que las conectan. 

La estructura donde dos neuronas contiguas intercambian información está formada por tres elementos (sinapsis tripartita, un concepto descubierto por investigadores del Instituto Cajal): la neurona presináptica o emisora, la neurona postsináptica o receptora y un astrocito, que es la célula glial que envuelve al conjunto y que se conoce como «tercer elemento». 

En el cuerpo humano, la gran mayoría de las sinapsis son «sinapsis químicas». Se llaman así porque, cuando tras viajar por las ramificaciones del axón, la onda de despolarización llega a los terminales axónicos, provoca la liberación al espacio sináptico de neurotransmisores

Los neurotransmisores son sustancias producidas por las neuronas para llevar mensajes de excitación o inhibición para provocar, o no, un nuevo impulso eléctrico en la neurona postsináptica. Actualmente se conocen unos 50 neurotransmisores diferentes. La existencia de sinapsis químicas hace que la información viaje por circuitos controlados, muy precisos y selectivos, aunque lo hace de forma más lenta que en las sinapsis eléctricas. 

Las sinapsis eléctricas permiten comunicaciones más rápidas gracias a que en ellas las neuronas se comunican a través de las llamadas uniones en hendidura o uniones GAP, que conectan directamente los citoplasmas de dos neuronas vecinas mediante unos complejos de proteínas (conexones) que permiten el paso del impulso nervioso en ambos sentidos. Este tipo de sinapsis son muy frecuentes en los invertebrados, aunque en el ser humano suelen comunicar células gliales entre sí o con neuronas. Se trata de circuitos mucho más rápidos, pero mucho menos precisos.

Esquema que muestra las diferencias entre una sinapsis eléctrica y una química
[fuente: MEGÍAS, Manuel, Pilar MOLIST y Manuel A. POMBAL. Atlas de Histología vegetal y animal. Tipos celulares. Neurona (versión febrero 2018). Departamento de Biología Funcional y Ciencias de la Salud. 
Facultad de Biología de la Universidad de Vigo]

Como veis, las neuronas son un tesoro. Pero ¡ojo! porque este tesoro lo completan las células de la glía, esas numerosísimas aunque ignoradas acompañantes de las neuronas, en cuyo entramado se integran y sin cuyo apoyo las neuronas no podrían funcionar correctamente. De ellas hablaremos en las próximas publicaciones. ¡Sigue atento!


¿TE HA PICADO LA CURIOSIDAD Y QUIERES SABER MÁS?


NOTAS 

[1] La «reacción negra» (reazione nera, en italiano) es un método para teñir tejidos puesto a punto por Camillo Golgi, que compartió Premio Nobel con Cajal en 1906, y que el español usó para conseguir en 1874 algo imposible hasta entonces: observar toda la estructura de las células del sistema nervioso incluyendo el cuerpo celular, el axón y las dendritas ramificadas de las neuronas. (Neurociencia, el blog de José Ramón Alonso, entrada «Golgi y la reacción negra» 26/03/2014: https://jralonso.es/2014/03/26/golgi-y-la-reaccion-negra/ 

[2] La teoría neuronal, que Cajal resumió en varios artículos, de los que el más destacado es ¿Neuronismo o reticularismo? (1933), se basa en cuatro principios básicos: la neurona es la principal unidad estructural y funcional del cerebro; los terminales del axón de una neurona se comunican con las dendritas de otra en lugares específicos (que más tarde Charles Sherrington bautizaría como «sinapsis»); las neuronas se conectan entre sí en sitios específicos para configurar circuitos, y las señales nerviosas siguen un flujo predecible y en un mismo sentido: entran por las dendritas hacia el cuerpo celular y salen por el axón («Ley de la polarización dinámica de las células nerviosas»). Cajal también dictó las leyes referentes a la morfología y al dinamismo de las células nerviosas que explican la significación utilitaria de sus diversas formas y asociaciones, que englobó bajo el título de «Leyes de ahorro de espacio, de tiempo y de materia conductriz», además de descubrir y enunciar el «Principio de Divergencia» —principio de «Avalancha de Conducción» lo llamó él—, mediante el cual una sola célula nerviosa puede activar o inhibir a una población de neuronas que entran en contacto con la primera. 

https://cvc.cervantes.es/ciencia/cajal/cajal_recuerdos/introduccion_15.htm


[3] La «semipermeabilidad» de la membrana plasmática de cualquier célula permite que la composición de dentro (intracelular) y fuera de la célula (extracelular) sea distinta gracias a que solo deja pasar ciertas moléculas o átomos cargados (iones). En la membrana celular hay proteínas que atraviesan las membranas (proteínas transmembrana) o canales iónicos que permiten a los iones entrar o salir de la célula a favor del gradiente electroquímico (sin necesitar energía). Cuando el transporte de iones a uno u otro lado de la célula debe hacerse de modo selectivo contra gradiente, se requiere energía y la intervención de bombas de iones (como la bomba Na/K, que saca tres iones sodio y mete un ion potasio para mantener el potencial de membrana en reposo).

[4] El exterior de la membrana neuronal tiene cargas eléctricas positivas, mientras que en el interior dominan las cargas eléctricas negativas. Esta diferencia se debe, principalmente, a la mayor concentración de iones de sodio (Na+) y cloro (Cl) en el líquido tisular que baña a la célula nerviosa, y a los muchos iones de potasio (K+) y grandes «iones orgánicos negativos», en el citoplasma de la neurona.


[5] PÉREZ IGLESIAS, Juan Ignacio. Neuronas gigantes. Publicado el 19.11.2015 en el blog Zoo Logik http://zoologik.naukas.com/2015/11/19/neuronas-gigantes/


[6] Un trabajo de 2009 mostró que las neuronas no solo establecen sinapsis entre ellas, sino que podrían hacerlo con  unas células de la glía, como las identificadas como NG2 (BERGLES DE, JABS R, STEINHÄUSER C. Neuron-glia synapses in the brain. Brain Res Rev. 2010 May; 63(1-2):130-7. doi: 10.1016/j.brainresrev.2009.12.003).  También un trabajo de 2014 establece la existencia de comunicación entre neuronas y otras células gliales, como los astrocitos (MARTÍNEZ--GÓMEZ, A. Comunicación entre  células gliales y neuronas I [...] Revista de Medicina e Investigación 2014; 2(2): 75-84 https://www.elsevier.es/es-revista-revista-medicina-e-investigacion-353-pdf-S2214310615300029). La investigación sobre las células de la neuroglía es un campo muy activo que poco a poco va aumentando nuestro conocimiento sobre los tipos de células que la componen y sus funciones, aunque todavía subsisten muchas incógnitas.


FUENTES

DE FELIPE, Javier. Cajal y los circuitos neuronales (Instituto Cajal – CSIC)

http://www.banquete.org/banquete08/Cajal-y-los-circuitos-neuronales


GODWIN, Dwayne, Jorge CHAM y Meg ROSENBURG. Mind a minute: your brain by the numbers https://www.youtube.com/watch?v=0DuPzbYsCig


MEGÍAS, Manuel, Pilar MOLIST y Manuel A. POMBAL. Atlas de Histología vegetal y animal. Tipos celulares. Neurona (versión febrero 2018). Departamento de Biología Funcional y Ciencias de la Salud. Facultad de Biología de la Universidad de Vigo.

Sobre el número de neuronas en el cerebro humano:

En el Instituto Cajal, el Grupo de Electrofisiología Celular estudia «los mecanismos celulares [como las propiedades eléctricas de las membranas de las células excitables] que intervienen en el procesamiento de la información que subyace a los procesos de memoria y aprendizaje»

  • BUÑO, W. y A. ARAQUE (2006): Características de los componentes celulares del tejido nervioso: propiedades eléctricas de las membranas de las células excitables. Sección II, tema 4 de la Maestría en Neurociencia y Biología del Comportamiento 2007 (Administración Nacional de Educación Pública de Uruguay). Viguera Editores, S.L. pp. 147-173. http://www.anep.edu.uy/ipa-fisica/document/material/primero/2008/espacio/propelec.pdf
Teoría de la membrana: http://www.facmed.unam.mx/historia/TeoriaMembrana.html

Neurociencia para dummies. Canal YouTube del Instituto Cajal en colaboración con AsociaciónConCiencia

El diccionario del cerebro. Canal YouTube Cerebrotes, de Clara García 

Neurohistorias. Canal YouTube Cerebrotes, de Clara García. 

Canal YouTube UnProfesor

Clasificación de los tipos de neuronas https://lasneuronascolfem.blogspot.com/p/clasificacion-de-neuronas.html

TEST INTERACTIVO PARA REPASAR LO QUE SABES SOBRE LAS NEURONAS



 


Instituto Cajal
0 Comentarios
Share This Post :
[name=Instituto Cajal] [img=https://1.bp.blogspot.com/-yNbYEuKnCPM/X77vfL0oqqI/AAAAAAAAAWk/B1I9QcawnRwGSXZzvSUsQx38Bwz8IKRfACPcBGAYYCw/h140/icajal.png] [description=Instituto propio de investigación en Neurociencia del CSIC. Se trata del centro de investigación neurobiológica más antiguo de España. Tiene su origen en el Laboratorio de Investigaciones Biológicas, fundado en 1900 con motivo de la concesión del 'Premio Moscú' a Santiago Ramón y Cajal en el XIII Congreso Internacional de Medicina de París.] (facebook=facebook=https://www.facebook.com/pages/Instituto-Cajal-CSIC/159756284108281) (twitter=https://twitter.com/InstitutoCajal) (instagram=https://www.instagram.com/explore/locations/325370270/spain/madrid-spain/instituto-cajal-csic) (youtube=https://www.youtube.com/channel/UCCzO-Rkos3KuKOfssqcjaqw)