Francisco Tello es el jinete del Caballo de Oros. De primer estudiante contratado por el Laboratorio de Investigaciones Biológicas a principios de siglo a hombre de confianza y sucesor de Don Santiago en el Instituto Cajal, media una carrera brillante de anatomopatólogo, truncada por las sombras de la Guerra Civil:
«Es el mejor de mis discípulos y el más capacitado y diserto de los bacteriólogos españoles» Santiago Ramón y Cajal
Jorge Francisco Tello y Muñoz nació en Alhama de Aragón (Zaragoza) un 23 de abril de 1880 y ya en el momento de licenciarse en Medicina en Madrid destacó obteniendo el Premio Extraordinario.
Al regresar a Madrid en 1912 retomó su trabajo en la Cátedra y con Cajal, compaginándola con su nueva responsabilidad como Jefe de Sección de Epidemiología del Instituto Nacional de Higiene Alfonso XIII, cuya dirección asumió en 1920. Su interés por la patología y el dominio de la bacteriología propiciaron que fuera Francisco Tello quien abrió la Escuela de Cajal al estudio de la patología del sistema nervioso.
Su vida estuvo íntimamente ligada a Cajal, que siempre confió en él, como su primer y más fiel discípulo y quien más años le acompañó en su vida (desde principios de siglo hasta su fallecimiento en 1934). Subdirector del Instituto Cajal desde 1922 fue lógicamente nombrado sucesor de Cajal en 1934.
Su nombramiento (en 1923) como académico de medicina no fue el único reconocimiento que recibió Tello a lo largo de su vida, porque además de sus trabajos de neurohistología con Cajal, en sus 30 años al frente del Instituto Nacional de Higiene Alfonso XIII renovó completamente la sanidad española. Es uno de los hombres que más ha hecho por la salud de los españoles y por la ciencia española en general, a pesar de que para la mayoría de españoles es un gran desconocido.
Gran apasionado del trabajo de laboratorio, la enseñanza, las publicaciones y el microscopio que tenía en su casa, no es extraño que sea el autor de 54 artículos de investigación y varios libros, como el Manual de Anatomía patológica que escribió con Cajal.
Tello destaca por su capacidad de crear escuela en el campo no sólo de la histología sino también en el de la anatomía patológica. Aunque la figura de Cajal pesaba mucho sobre él, fue capaz de reunir a un nutrido grupo de colaboradores hasta crear la primera escuela española de anatomopatólogos.
Entre sus muchos discípulos destacaron, entre otros, Jorge Ramón Fañanás (el hijo de Cajal) y Fernando de Castro Rodríguez, que se convertiría junto a Tello en uno de los discípulos más allegados de Cajal.
Estallada la contienda civil, Tello fue ratificado en su cargo de director del Instituto Cajal, a la vez que fue nombrado en 1937 decano de la Facultad de Medicina. Permaneció pues en Madrid, donde junto a Fernando de Castro Rodríguez se encargó de salvaguardar el legado de Cajal. Al terminar la guerra fue sometido a un expediente de depuración que le apartó de la investigación hasta 1945, casi coincidiendo con su jubilación y con un problema de vista que le apartó definitivamente de la investigación hasta que murió en Madrid, un 28 de noviembre de 1958.
Fernando de Castro S, científico del Instituto Cajal nos habla de Francisco Tello en el programa «A hombros de Gigantes», de Manuel Seara. Descubre el podcast y un vídeo donde aprenderás con Fernando mucho sobre los discípulos de Cajal... y muchas cosas más sobre Francisco Tello en esta infografía interactiva:
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